Escribir poesía, ofreciendo
enciclopedias de puerta en puerta,
el vendedor más grande del mundo.
Escribir poesía, como tic nervioso.
Porque no hay de otra
Aún sin ganas.
O apedreando mariposas
en el parque de la infancia.
Garabateo rápido y revisar
los esos 15 segundos de fama.
Hacerlo para sufrir con vocación,
para bailar solo por bailar.
Como puñado de vellos
arrancados en silencio.
Para oler bien aún embalsamado,
para ser maceta de flores carnosas
y sentirme eterno bajo la lluvia.