CR

Costa Rica no es abrazo, siquiera
tímido saludo del camarada hermoso,
pechos de manzana, mirada del Che,
ante un sol de afiche estalinista.

Aprendemos a fumar piedra despacito,
de espaldas a un turista enviagrado
que escoge a cual hermana rescatar,
solo por esta noche y como un favor.

¿Seremos más que temor a pagar el celular,
la visa a los Estados o todos esos carros,
escalofrío al reconocernos, solo un instante,
en quienes ni hablan, ni vuelan ni manejan?

Recorremos el Morazan por tercera vez,
como adolescente sancochada en perfume,
cada paso más lento que el paso anterior,
del brazo materno, a la búsqueda de padre.

¿Seremos el "Soy hombre..." de Debravo,
apagado en algún cenicero institucional,
mortaja incandescente, letra menuda,
en espera de algo que cierre la venta?

¿Saldremos de este laberinto de pupitres,
paraíso de cartón forrado en cuatricomía,
promesas de podio donde no cabe otro Nóbel,
ni para quienes pueden pagarse la Historia?

He de convencerme, convenciéndote,
que no se pierde lo que se deja ir,
y jugamos a los dados por jugar,
no por probar la existencia de Dios.

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