Transgenia en la obra reciente de Lucia Madriz



"Frente a un mundo delirante solo existe el ultimátum del realismo”
Jean Baudrillard
Las Estrategias Fatales

“En el Popol Vuh, libro sagrado de los maya quichés, se describe cómo en las historias de la creación de los indígenas mesoamericanos, maíz y humanidad están indisolublemente ligados. Somos gente de maíz y el maíz es de la gente, pues esta planta no se encuentra en estado silvestre: los granos de la mazorca están envueltos en hojas llamadas brácteas (hojas con que se envuelven los tamales); y éstas protegen al fruto o mazorca e impiden que el grano se desprenda del raquis (la tusa). De este modo, la dispersión natural de las semillas no se lleva a cabo; si una mazorca cae al suelo sus cientos de granos apretados compiten hasta aniquilarse. El maíz no puede vivir libre, y por tanto, depende para su supervivencia de las manos de la gente que lo desgrana, siembra y cosecha.” (1)

Muchos somos los artistas contemporáneos que aún competimos unos contra otros, como granos de maíz dentro de las hojas del elote. Formados dentro de los ideales modernistas de genialidad solitaria e innovación técnica permanente, alimentados por bienales, ferias, certámenes y galerías. Resulta esperanzador constatar cómo la dirección y estrategias creadoras de la artista costarricense Lucía Madriz, forman parte de intereses compartidos que confluyen, ya sea consciente o inconscientemente, con los de otros artistas contemporáneos locales.

Al igual que ella, creadores de Centroamérica y el Caribe han pasado de tratar asuntos de construcción identitaria a aspectos de dominación cultural y económica, mediante tácticas afines a las que Hal Foster diera en llamar “estrategias de lo incongruente” (2) y que podríamos definir como yuxtaposiciones de huellas, referentes u objetos, a menudo explícitamente contradictorios, y de cuyas -aparentemente impropias relaciones- surgen sugerencias no sólo nuevas sino más pertinentes y contextualizadoras.

De esta manera, la obra Grasa, Jabón y Plátano del cubano Wilfredo Prieto presentada en la Novena Bienal de la Habana del 2006, parecía burlarse del espectador al proponer para el espacio de cientos de metros del Convento de Santa Clara, apenas una pequeña mancha de grasa cubierta con una pastilla de jabón y bajo una cáscara de plátano. En una especie de trampa tendida a algún caminante distraído, pero asimismo trampa conceptual, su aparentemente incongruente literalidad generó una serie de asociaciones entre los objetos presentados y sus respectivos contextos concéntricos: en un antigua institución religiosa, desde un evento de arte a gran escala y vigilados por el régimen socialista de la isla.



Madriz ha recurrido a estrategias similares desde el 2003, para trascender tempranos experimentos evocadores de la fotógrafa feminista Cindy Sherman o la artista del performance Marina Abramovic como Esta Si Soy Yo (2000) o Dime Cuando Sonreír (2002). Su experiencia con sobrias pinturas, de limitado esquema cromático, sobre la construcción social de la mujer como Con el Pétalo de una Rosa (2002) o Diente de León del (2002), la guiaron de forma natural hacia los también sobrios tapetes-instalaciones de frijoles, maíz y arroz producidos en los últimos cinco años.

“Los dioses creadores, por medio de la palabra, hicieron emerger la tierra y los seres que la habitaban: árboles, plantas y animales. Los animales fueron interrogados por los dioses para saber si podían reconocerlos y venerarlos, pero no fueron conscientes ni supieron hablar. Entonces los dioses formaron, en sucesivas etapas o edades cósmicas, hombres de barro y de madera, que no respondieron a sus deseos. Los de barro fueron destruidos por un diluvio de agua y los de madera se transformaron en monos (...) Finalmente, los creadores encontraron la materia sagrada: el maíz, que mezclado con sangre de serpiente y de tapir, - animales sagrados que simbolizan principios vitales del cosmos -, dieron como resultado al hombre requerido.” (3)

Esa urgencia de “saltarse al intermediario” (ya se trate de un canal de televisión, una institución de arte o una divinidad) quedó patente en varias de las obras reconocidas durante la V Bienal de Artes Visuales del Istmo Centroamericano del 2006. La propuesta El Muro, del nicaragüense Ernesto Salmerón, incluyó la presentación de “El Gringo”, un viejo camión ruso empleado durante el conflicto armado nicaragüense, cargado con un trozo de viejo muro con una pintada de Sandino y escoltado por miembros retirados de ambos bandos del conflicto armado. Excombatientes vivos en el museo, ruinas en movimiento, involucrar a la institución del arte en una herida social abierta, son estrategias de incongruencia y presentación literal que exhorcizan el proceso de convertir al otro en incorpóreo por medio de su representación o lo que Roland Barthes llamara incorporación (4). Unicamente restituida la corporeidad de ese otro, es posible reactivarlo como signo no mercantil, que exije ser interpretado desde su propio contexto social, político y económico.

“La cuarta parte de lo que se adquiere en un supermercado moderno, en cualquier parte del mundo, contiene derivados del maíz: Los almidones de maíz tienen innumerables aplicaciones: papel, baterías, detergentes, hule, películas fotográficas, textiles, tintes, todo tipo de alimentos, cosméticos y medicinas... Un 95% del contenido de las aspirinas y las cápsulas y comprimidos medicinales es almidón de maíz. Con los jarabes se hacen explosivos, químicos, bebidas, alimentos para bebé, chapeado de metales, chicles, grasa para zapatos... La dextrosa sirve para producir antibióticos, adhesivos, combustibles, leche condensada, bebidas alcohólicas... Las maltodextrinas se emplean para recubrimiento de sartenes, licores, preparaciones medicinales, alimentos deshidratados... La alta fructuosa sirve para condimentos, vinos, refrescos... Con el etanol se preparan bebidas alcohólicas, alcohol industrial, extensores de gasolina para motores...” (5)



Y ¿como no? desde hace pocos años, la semilla del maíz también es usada para producir tapetes-instalaciones artísticos, que con frecuencia terminan siendo pisados y desperdigados accidentalmente por algún espectador. Estas obras de Lucía Madriz, al igual que las de otros autores antes mencionados, operan dentro de una doble reflexividad que permite al continente -en este caso la base alimentaria milenaria de mesoamérica – y su contenido – expresiones e iconografía alusivas al poder, como “Money Talks”, “Daño Colateral”, estrellas, barras y calaveras- nutrirse mutuamente en un juego de vasos comunicantes metafóricos sobre la avaricia, el abuso del poder, la institucionalización de la violencia y exclusión social mediante trampas legales como el Central American Free Trade Agreement o Tratado de Libre Comercio.

Para mencionar una sola de esas trampas, las pruebas de radiocarbono estiman que la planta del maíz, tal y como lo conocemos hoy en día, fue domesticada a través de 9.400 años de paciente selección genética, cruce y cultivo por parte de cientos de generaciones de campesinos indígenas (6). Tal patrimonio de la humanidad, cuyo valor y dimensiones económicas, sociales y espirituales resultan incalculables, está en grave peligro por los intereses de un puñado de gobiernos y compañías transnacionales que promueven agresivamente el uso de variedades transgénicas nocivas para la salud y el medio ambiente con el propósito de aumentar sus ganancias al impedir la germinación, de manera que para cultivar maíz transgénico se deberá comprar la semilla, muerta en su potencial evolutivo, a la misma compañía una y otra y otra vez.



La pieza “Main Menu”, presentada en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de Costa Rica como parte del evento Estrecho Dudoso en el 2006 es la instalación de granos más grande producida hasta la fecha por Lucía Madriz. Este enorme diseño, de 140 metros cuadrados, está estructurado para recordar la pantalla de inicio de un videojuego, plagado de estrellas en referencia a las intenciones bélicas y de expansionismo corporativo de ciertos estados-corporación. Retar al espectador a escoger entre las opciones de JUGAR o RENUNCIAR es una forma de llevarle a tomar una posición ante esta concepción completamente utilitaria y desechable del mundo y los seres que lo habitamos.

Madriz no solo viene acompañada por numerosos artistas de su talla e intereses, sino que los cinco años que lleva instalando su efímero arte de semillas y poderes, imposible de vender en ferias y bienales artísticas que con frecuencia encarnan valores diametralmente opuestos a los suyos, no pasarán en vano. Lejos de la fetichizante descontextualización duchampiana, el suyo es un arte relacional que se nutre de las mejores fuentes de la antropofágia cultural y el conceptualismo latinoamericano para inyectar en espacios hegemónicos del arte, un ultimátum vivencial tan denso, cargado de asombro e inabarcable en su vocación vital, como el de una sencilla y ancestral semilla de maíz.

(1) Vassallo, Miguel. (2004) Gente de Maíz, Maíz de la Gente, en Mexico Desconocido, No. 329. Disponible en red: http://www.mexicodesconocido.com/espanol/cultura_y_sociedad/actividades_economicas/detalle.cfm?idpag=5161&idsub=81&idsec=17
(2) Foster, Hall. (2004). Este Funeral es por el Cadaver Equivocado, en Diseño y Delito, Ediciones Akal, Madrid.
(3) La Religión: Vínculo del hombre con los Dioses en la Web de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Disponible en red: http://www.cnca.gob.mx/mayach/03.html
(4) Barthes, Roland. (1980). Mitologías. Siglo XXI, Madrid.
(5) Usos del Maiz, en Sin Maíz no hay País. Disponible en red: http://www.cdi.gob.mx/ini/sinmaiz/ambiente.html
(6) misma fuente que (1)