¿ Cual documental sos vos ?


Cuadro del documental performático Forest of Bliss Robert Gardner.

Cada vez se hace más fotografía documental en Costa Rica. Ojalá que esta reacción ante la crisis de lo real, ante un mundo de apariencias cada vez más rebuscadas y mediatizadas por intereses de los poderosos, logre reconectar la representación fotográfica con seres y lugares que palpitan más allá de la publicidad, el entretenimiento o la propaganda.

El otro día, metí cuchara en un evento sobre foto documental y mencioné al Sr. Bill Nichols, quién propuso al menos seis tipos de documental fílmico. Algunos de los asistentes me pidieron más información, ya que la foto documental, a diferencia del documental cinematográfico, a menudo se confunde con el reportaje.


 



1. EL DOCUMENTAL POÉTICO (o de exploración formal) se concentra en la relación de formas, texturas y colores. Evita basarse en la narración o el carisma de los protagonistas. Desde la experimentación vanguardista en los años Veinte hasta el hipnótico Baraka, mi favorito sigue siendo el caleidoscópico Sans soleil (1982) sobre el Japón al final de la guerra fría, realizado por Chris Marker. La mayoría silenciosa (1974) de Antonio Yglesias parece inaugurar este tipo de exploración visual en el documental costarricense.

 


 



 2. EL DOCUMENTAL EXPOSITIVO (o didáctico), incluye el texto guía de un "especialista" que explica y condiciona la lectura de las imágenes, por lo que estas, por excelentes que sean, se ven relegadas a una función ilustrativa. Es el típico documental histórico, de ciencia, naturaleza o propaganda en que el texto y la retórica hacen que entendamos las imágenes de manera muy concreta, para convencer sobre algo. El clásico ejemplo es Porqué luchamos (Why We Fight) de Frank Capra, informativo pasado en cines durante la Segunda Guerra Mundial. Desnutrición (1974) de Carlos Freer es, en su humildad didáctica, un ejemplo temprano de este tipo de documental costarricense. 

 


 

 


 

 3. EL DOCUMENTAL DIRECTO (o de realismo ingenuo), es aquel en que trabajan los fotoperiodistas estilo “mosca en la pared” con el fin de afectar la escena lo menos posible. Este estilo dice ser más "real", menos abstracto, menos didáctico que los modelos anteriores y rechaza las confesiones, intromisiones voluntarias y reconstrucciones subjetivas de los modelos posteriores. Vendedor (1969) de los Hermanos Maysles y En construcción (1999) de José Luis Guerín son mis favoritos, de veras trascienden las apariencias. En Costa Rica escasea el cine documental directo puro, sin comentarios en off ni entrevistas a cámara, mientras que en nuestra foto documental parece, que por confusión con el reportaje fotoperiodístico, cualquier intervención mínima de las apariencias "vírgenes" es pecado documental. 





 

Estos tres primeros tipos de documental, buscan estetizar, explicar u observar de forma detenida una realidad a la que el documentalista se acerca sin aparentemente intervenir en ella. Un ejemplo que combina estos tres modos de forma magistral es la estetización de los rituales de iniciación al partido Nazi de El triunfo de la voluntad (1934), filmada por Leni Riefenstahl. Aunque algunos eventos fueron acomodados para facilitar la filmación, se le considera una de las muestras más logradas del documental directo propagandístico.




 

 

4. EL DOCUMENTAL PARTICIPATIVO, (o de intromisión) emplea y revela dinámicas antropológicas de observación participante, consciente de que la cámara, inevitablemente siempre afecta lo que sucede. Su documentación no es del evento vírgen original (que se perdió con la irrupción del documentalista y su cámara) sino del encuentro de subjetividades entre aparato y los sujetos. El documentalista es un personaje más en el documental y la cámara se esfuerza por mostrar cómo la documentación afecta los hechos. El hombre de la cámara (1929) de Dziga Vertov, Crónica de un verano (1960) del sociólogo Edgar Morin y el antropólogo Jean Rouch son mis favoritos de este estilo, en que cómodamente se integra Michael Moore o, un poco más cerca, los documentalistas costarricenses Pablo Ortega, Costa Rica S.A., (2007) y Gabriela Hernádez, Prohibido bailar suin (2003).


 


 

5. EL DOCUMENTAL REFLEXIVO (o antirealista) se cuestiona no solo la presencia de la cámara sino la transparencia de su lenguaje. Explora la supuesta objetividad y autenticidad de la documentacion mediante aparatos subjetivamente dirigidos. Es el mas crítico de los modos de documental ya que se cuestiona a si mismo y es sumamente escéptico ante el "realismo ingenuo" del documental directo que confunde apariencias con verdades. No duda en recurrir a estrategias de alienación, como las propuestas por el dramaturgo Bertolt Brecht, para desfamiliarizarnos con los elementos mostrados y la forma en que los recibimos. Las Hurdes (1933) de Buñuel o Los espigadores y la espigadora (2000) de Agnés Varda son mis documentales favoritos en este estilo, que he de reconocer, ha influenciado documentaciones interactivas de mi creación como Gótico centroamericano (2004) o Bambuzal en la catedral (2005).





6. EL DOCUMENTAL PERFORMÁTICO (o emocional) destaca la experiencia subjetiva ante el mundo y sus apariencias. Suele ser personal, especulativo e incluir recreaciones de eventos para lograr identificarnos con puntos de vista muy ajenos al nuestro y a menudo imposibles de registrar directamente. Toma prestadas técnicas experimentales de la literatura, el cine de ficción e Internet. A menudo se emplea para conectar testimonios/experiencias personales de minorias con realidades político/históricas. La agotadora narración subjetiva del Holocausto en Noche y niebla (1955), de Alain Resnais y la meditativa y silente Forest of bliss (1986) sobre Benarés, la ciudad sagrada de la muerte en la India, realizado por Robert Gardner, demuestran la amplitud de este estilo, en que localmente se inscriben las obras costarricenses Tutiles (2003) de Gabrio Zapelli y la adaptación neorrealista de Italo Calvino De sol a sol (2005) de Jurgen Ureña, ambas exploraciones sobre la identidad del immigrante. 









 Este texto es una traducción tan libre como contextualizada del libro Introduction to Documentary (2000) de Bill Nichols.