Agua Fría de Autora


Me resistí a escribir sobre el largometraje costarricense AGUA FRÍA DE MAR. Procuro dejar atrás mis días de crítica - que en Costa Rica es considerado una tara social - pero igual que un marinero buscando sirenas en el fondo de su botella de ron, me cuesta dejar ir ciertas cosas.

Esta película de autora es hermosa y reveladora; como cuando envías chocolates anónimos en San Valentín y la destinataria inmediatamente asume que vienen de otra persona. Hay algo luminoso en la tragedia y, al no permitirnos el lujo de un final o desenlace probable, la autora precipita varias tragedias posibles en nuestra imaginación.

Me propuse no criticar esta película temprana del Nuevo Cine Costarricense (horror, creo ser el primero que lo llama así): un cine valiente que se niega a tratar al público como niño hiperactivo, un cine de finales inconclusos, personajes inasibles y tramas ambiguas. Me decidí a hacerlo debido a una crítica especialmente nociva aparecida hoy en el periódico La Nación. Dicho medio rompió enlaces y desecho buena parte de su archivo cultural, asi que tendrán que tomarme la palabra...



http://www.nacion.com/2011-03-21/Entretenimiento/UltimaHora/Entretenimiento2720906.aspx


 

Se trata de una autoridad en quesoburgesas que se ensaña contra una engañosamente sencilla ensalada japonesa chirashi de salmón ahumado. Ni el "Cine de Observación" es el mejor referente, ni Bergman o Tarkovski de hace 40 años son ejemplos apropiados. La película por supuesto que tiene argumento, puntos de giro y climax, pero, probablemente debido a la perdida del paladar provocada por sobredosis de grasientas quesoburguesas con tocineta estilo Hollywood, dicho ¨crítico¨ no logró identificarlos.

Para entender lo que Fábrega propone, ayuda ver a sus contemporáneos Pedro González Rubio (A LA MAR, 2009) o a Oscar Ruiz Navía (EL VUELCO DEL CANGREJO, 2009), jóvenes latinoamericanos que también recurren a sugerir antes que explícitamente narrar, y en el proceso nos involucran como audiencia pensante y sensible, no solo como muñecos de prueba (crash test dummies) en la montaña rusa de los gritos de Hollywood.

AGUA FRÍA DE MAR falla, pero lo hace corriendo riesgos, y me atrevería a decir que corre los riegos narrativos que A OJOS CERRADOS no se atrevió a correr. La pega es que además de riesgos, hay errores imperdonables: Ni las personas que me acompañaron el día del estreno ni yo logramos entender buena parte de los diálogos, los puntos de giro son repetidamente "pasados por agua" y, a pesar de la expresiva fotografía y correctas interpretaciones de la mayoría de los actores naturales, la buena trama se ahoga en un guión anegado de aguaceros de aburrimiento y confusión.

No estoy insinuando que AGUA FRÍA DE MAR necesite persecuciones en motocicleta, una banda sonora pegajosa, armas de fuego o escenas románticas. Todas ellas sería tretas poco auténticas para intentar llevar este tipo de cine, más generoso y menos manipulador del espectador, a puerto seguro; cuando la promesa original fue de un viaje de exploración.

Por hermosa que sea la fotografía, no logra compensar diálogos anodinos e innecesarios o un diseño sonoro que casi nada aporta. En su afán por sugerir sin llegar a revelar, Fábrega extravía las interesantes complicidades propuestas entre juventud e infancia, sexualidad y magia, bienestar y pobreza, realidad e imaginación.

Tras un breve sondeo entre amigos y amigas, nada ignorantes del buen cine, que encontré en la inauguración de esta película en el Variedades, tan solo uno dijo estar dispuesto a volverla a ver; es decir, AGUA FRÍA DE MAR casi no logra involucrar al espectador (algo necesario aún en cine de autor) ni hacer creíble la relación entre la niña y la joven o la supuesta epifanía de esta última.

Lo que nos lleva a la resbalosa pregunta de "¿ Para que hacer cine ?". Espectáculo ya parece haber suficiente, o por lo menos eso pensaba yo hasta que me enteré de nuestro nuevo circo romano en La Sabana. ¿ Será que en tiempos de cine de autor urge aún más rigurosidad y trabajo colaborativo, para no seguirle los pasos a nuestro irregular cine comercial ?

5 comentarios:

Unknown dijo...

Es muy agradable que también esta OTRA crítica tenga lugar... los discursos unidimensionales solo nos empobrecen!... Me agrada sobre todo porque en mi condición de cinéfila intuitiva, esa que siempre asiste al cine como a su primera cita de amor...dispuesta a sorprenderme y con expectativas de ser sorprendida, pues desde ese lugar puedo decir que el Agua Fría de Mar me inundó de sensaciones e imágenes que aún recurren... que no encontraron secuencias, ni lógicas de acomodo engabetado... que el truco, (mío al menos), es precisamente no encontrarles acomodo, dejarme revolcar por ese vórtice casi onírico... ese era el chiste!!! si quieren más de lo mismo, pues ya saben donde encontrarlo, como lo dice J. Alban tan elocuentemente!!!... sin prepotencia, con franqueza y desde mis aprendizajes intuitivos con este arte, pues considero que es una excelente y valiente apuesta a salirnos de los lugares comunes...a soltar la linealidad y la mediocre estructura!...Además, el que sea realizada por una joven mujer le agrega a esta apuesta un ingrediente político...que no es menor.

carocr dijo...

Me encantó la forma constructiva de transmitir lo que hay que mejorar. Deberia regresar a estas tareas. Hace falta.

Jorge Albán dijo...

Descargada de Torrent con subtítulos en Holandés, AGUA FRAI DE MAR sonó mucho mejor que en el estreno del Cine Variedades. Este tipo de cine, al igual que el de Lucrecia Martel, requiere de un diseño sonoro denso y premeditado, que permita a nuestros sentidos alcanzar las nociones que la autora tanto se esfuerza en diferir. Recomendada pues, a pesar de sus imperfecciones, es de lo mejor y más valiente que ha producido el cine costarricense.

Geovanny Debrús Jiménez dijo...

Lo más positivo de todo esto es que podamos enfrentarnos con nuestros puntos de vista, valiente y decididamente, para hacer que de alguna manera el cine costarricense (el Nuevo Cine Costarricense quizás) mejore y logre seguir pujando y avanzando en la medida de sus propios límites. Sin defender a Venegas, ponernos a atacar al crítico antes que a su argumento, no ayuda a realizar una discusión provechosa o pertinente, digamos.

A mí me gustó "Agua fría de mar", pero me preocupan más cosas. Que la película es lenta, que su guión es difuso, que su propuesta nos deja un sabor de boca confuso, lo es. Muy lenta la película, actuaciones defectuosas, por qué negarnos la oportunidad de decirlo cuando se ve, cuando se percibe con facilidad... Esa es mi opinión. Valoro muchísimo el esfuerzo de Paz y sé que puede darnos incluso cosas mejores, pero negar la crítica es negar la propia realidad, negar que existen posiciones contrapuestas en toda obra de arte. Defender al cine tico porque es tico, porque nos cae mal el crítico que critica mal al cine nacional, no creo que ayude a mejorara. La auto complacencia perjudica al cine nacional y veo con buenos ojos que haya crítica diversa y negativa. De la crítica debemos aprender, no rechazarla.

Venegas ha criticado bien otras cintas ticas como A ojos cerrados o El último comandante. Es su percepción, punto.

Ahora bien, hay temas con respecto al cine tico que debemos valorar con madurez ideológica y conceptual, con ganas de aprender y mejorar.

Les dejo mi valoración, en mi blog, sobre el tema del cine costarricense. No creo que les guste, pero espero sí que pueda yo aportar algo, sin saberlo todo y sabiendo muy poco:

http://debrusjimenez.blogspot.com/2011/03/cine-costarricense-entre-reinventarse-o.html

Saludos y gracias.

Jorge Albán dijo...

Gracias Geovanny por tu comentario, sin embargo debo aclarar:
1) Nadie esta negando la crítica, pero si se la va a ejercer, particularmente desde el medio hegemónico, debe por lo menos ser constructiva y emplear referentes pertinentes. Todo debe ser cuestionable, hasta la crítica misma, lo contrario va en detrimento de la diversidad y en un medio tan pequeño las consecuencias son mortales.
2) Estas malinterpretando mi definición de "cine de autor", al igual que con la "fotografía de autor" se trata de no condescender al mínimo común denominador, de tratar a las audiencias potenciales de tu a tú (por que estas siguen por supuesto siendo importantes) y de no tomar como referente primario a las listas de ventas.
3) En tu blog hablas de buscar referentes en la "buena" literatura. Error. El cine tiene su propio lenguaje, hasta el punto de que Hitchcock se dejara afirmar que se necesitaba una mala novela para hacer una buena película. Un ejemplo: Caribe convierte a Perrugoria en un pelele, una escena sumamente literaria que no logró ser traducida debidamente a la visualidad, guión nada menos que asesorado por Ana Istarú.
4) Coincido en que hemos de ser humildes y no pecar de delirios de autosuficiencia en un arte tan coral como el cinematográfico, sin embargo igual de importante es explorar nuevas rutas narrativas-visuales (y de producción,para no recorrer el camino seguro hacia las taquillas de Hollywood. Nada menos que nuestra identidad cultural es lo que está en juego.