En la web, pero especialmente en redes sociales, las imágenes se contextualizan, complican, suman y restan entre sí, como nunca antes en la historia de la humanidad. Ya sean pinturas rupestres en cavernas, o fotografías en la página impresa de una revista gráfica, la lucha histórica por controlar el contexto interpretativo siempre ha sido tenaz.
Las pinturas rupestres, en cavernas oscuras y de difícil acceso, cobraban fuerte sentido ritual. Decenas de miles de años después, en el siglo XX, fotos diagramadas en la página impresa de revistas gráficas industrializaron el ritual de celebrar héroes y heroínas. Tal fue el caso del famoso ensayo fotográfico Partera y Enfermera de Eugene Smith que analicé a fondo hace unos años. Smith renunció repetidamente a Life Magazine por diferencias con los editores sobre la diagramación, número de imagenes y relación de estas con la publicidad.
En redes sociales, a pesar de la agrupación en canales o carpetas, el asunto es como el tango Cambalache: una cacofonía de imágenes que a menudo complican e incluso restan sentidos. No es coincidencia que dos fotógrafos que presentan su trabajo en F de Imagen en Barrio Amón en mayo 2023, recurran a formatos clásicos para retomar control y afinar sentidos lejos de las redes sociales.
En el caso de Ana Lucía Jiménez su muestra fotográfica Catálogo y Conjuntos propone selecciones diagramadas y enmarcadas de fotos tomadas durante 31 años de viajes por Latinoamérica, Europa y EEUU. Agrupadas para sumar sentidos de forma controlada, y superar el fácil catálogo viajero, algunos de los conjuntos resultan especialmente evocadores.
La mirada fresca, aparentemente libre del viajero, suele fijarse con detalles que en el entorno cotidiano pasarían inadvertidos. Recordemos que hoy en día el turismo funciona como paliativo a la hipreproductividad: "El ocio es la gran deuda pendiente de una sociedad que hace más de 100 años prometió más tiempo libre a través de la industrialización y en la que hoy, ya sin otra utopía que el mercadeo, trabajan dos porque lo que uno solo gana no alcanza y las vacaciones, zanahoria que cuelga frente a la bestia de tiro, mantienen al mundo civilizado funcionando". Pueden leer el texto completo, bajando al 2001 en https://jorge-alban-dobles.blogspot.com/p/textos-curadurias-y-distinciones.html.
El registro del fotógrafo viajero abarca desde la mirada oscura de peatón existencialista de Klavdij Sluban, cuya expo en Costa Rica analicé hace unos años, hasta instantáneas robadas desde la seguridad del turista que dispara sin bajarse de su rickshaw en la India. Se los juro, en una ocasión alguien muy orgulloso, me mostró precisamente eso.
Jiménez no cruzó Centroamérica en bus como Sluban, pero el haber residido en varios de los países en que fotografió la vuelve mucho más atrevida que el temeroso turista en la India. Sus mejores conjuntos implican nocturnidad, sombras y bastante invención constructiva. Ni la dimensión estrictamente formal ni el virtuosismo técnico de calendario dominan aqui. La contemplación de sus fotos impresas, cuidadosamente combinadas para evocar, deja muy atrás la foto digital hiperprocesada de geometrías elementales y pocos planos que a menudo triunfa en la pantalla mínima de nuestros celulares.
Su posvisualización, que es como solíamos llamar a todo lo que venía tras la toma en tiempos de laboratorio químico, prioriza el descubrimiento de relaciones insólitas entre fotografías. El catálogo de la exposición propone aún otra manera de catalogar las fotografías mediante palabras claves. Esta muestra se puede visitar en F de Imagen hasta el 3 de junio los días jueves y viernes de 1 a 5, sabados 13 de mayo y 3 de junio de 10 a 3, así como durante el Art City Tour del jueves 18 de mayo.
En esa última fecha JP Monge presentará su foto libro El Arca de Babel. Se trata de una crónica visual y textual, en un principio cronológica, luego histórica y eventualmente personal de lo que implica construir un velero gigante de madera en Punta Morales de Guanacaste.
Las fotografías hacen un guiño constante a Sebastiao Salgado, que en su momento tomó estilo del antes mencionado Eugene Smith. Se trata de una épica de personas comunes y a la vez extraordinarias. Héroes y heroínas cuya piel sudada y curtida se confunde con madera y metal mediante foto clásica en blanco y negro de alto contraste. Es un homenaje al trabajo manual, que no despareció como en algún momento sugirió Salgado en su proyecto Trabajadores, sino que fue aún más alienado por la globalización económica y automatización mecánica.
La construcción del Ceiba, velero gigante tan anacrónico como futurista, propulsado a vela pero con motor de hidrógeno, sucedió alrededor de la pandemia del 2020. Me cuesta creer que la coincidencia de cuarentena y buque hecho a mano haya sido casual. Recuerdo que grandes filósofos anunciaron que esta sería la gota que derramaría el vaso de abusos del capitalismo y traería una nueva era. Escéptico, encontré algo de solaz en el aumento de los ciclistas, el hecho en casa y autocuidado personal... ¡ pero ni me pasó por la cabeza una locura de desaceleración tecnológica de tal envergadura !
Monge decide trascender la ilustración y no identifica cada personaje con su imagen. Nos cuenta brevemente de Lynx, Pancho, Yamileth, Nico y los demás "yardies" o miembros del equipo de contrucción pero, al igual que el Salgado más político de Terra, procura convertirlo en un retrato colectivo.
Semejante épica visual contrasta con la ternura e intimismo de los poemas y textos en la segunda mitad del libro. Tras varias lecturas sospecho esto le permite trascender el referente de la construcción del barco y las referencias estilísticas mencionadas, para hacerlo tan suyo como una ofrenda personal al mar, origen y destino de toda vida.
La última versión remozada de este hermoso libro de 100 páginas quedará en exhibición en F de Imagen tras la presentación durante el Art City Tour del 18 de mayo. De agotarse también ahí también puede ser apreciado y preordenado con un descuento del 20% en la web del autor:
https://jpmonge.net/libro-el-arca-de-babel